En mi mente se halla sólo una cosa: una rosa blanca, símbolo de amor puro y eterno. Esto hace que me pregunte cosas como "¿Existe el amor verdadero? Y, si existe, ¿Puede ser eterno?¿Y puro?¿Y ambas cosas a la vez?
Cuando llueve, parece que aquella rosa blanca llora de sufrimiento, pero a la vez parece que el alma de la rosa se purifica. Las gotas caen, una tras otra, y, poquito a poco, empiezan a pesar y la rosa mira hacia el suelo. Caen sobre la rosa y, después, caen al suelo, recorriendo sus pétalos y resbalando por su tallo, siendo detenidas sólo por las espinas.
También podría simbolizar al ser humano: cada rosa tiene sus espinas, al igual que el ser humano tiene sus defectos. Sin embargo, las espinas de la rosa hacen daño, al igual que el amor.
Por ello, la rosa blanca es el símbolo del amor, porque hasta el amor más puro, verdadero y profundo hace daño. Incluso es ese verdadero amor el que más daño hace.
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