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martes, 30 de agosto de 2011

Encuentro inesperado

Mi pelo dorado cubría mi cara, el viento hacía que se saliera de su sitio. Eran las 7 de la mañana y empezaba a amanecer, a pesar de que aún quedaran estrellas en el cielo. Yo me encontraba sentada en el borde de un precipicio desde el que podía contemplar la ciudad y el mar. Siempre me había ido hasta allí cuando estaba triste. Una lágrima recorría mi cara al recordar que aquel día estaba obligada a unirme en matrimonio con aquel monstruo. Después otra. Y una más. Y otra. Ya no podía contener mi tristeza y no pude evitar llorar sin parar. Miré hacia una estrella y le supliqué que me ayudara.
- ¿Qué haces aquí sentada al borde de un precipicio en un vestido de novia?
Levanté la vista y estaba allí el chico más guapo que había visto nunca. Se acercó aún más y se sentó a mi lado.
-Cuéntame, ¿Qué te pasa? -me dijo- No me gusta ver a mujeres tan bonitas llorando.
Yo normalmente no contaba mis problemas a nadie, pero él me inspiró tanta confianza que decidí contárselo. Entonces, cuando se lo había contado, se levantó y puso la mano para que se la cogiera. Se la cogí y me ayudó a levantarme.
-¿Cómo has llegado?- me preguntó.
-Andando-le contesté.
-¿Andando? ¿Tan lejos? ¿Y con el vestido de novia y el velo y todo? Bueno, yo he venido en coche, así que súbete.
- Va en contra de mis principios subirme en el coche de un desconocido, lo siento. Aún así, muchas gracias-le dije.
-No me consideres como un desconocido. Soy tu vecino de al lado, llevo escuchando las peleas con tu pareja desde hace meses y te vi salir de la casa esta mañana y te seguí con el coche para asegurarme de que estabas bien. Me llamo Jorge, por cierto.
-Es verdad. Yo soy María. Gracias.
Entonces me subí a su coche y me llevó a casa. Yo iba a volver a mi casa, pero me agarró del brazo.
-Porfavor no cometas el grave error que estás a punto de cometer- me suplicó.
-Pero debo hacerlo, sino me seguirá hasta donde sea para matarme.
-Coge las cosas más importantes de tu casa y quédate unos días en la mía. Denúncialo y ven conmigo a otra ciudad. Deja que yo te proteja, por favor. No puedo dejarte así.
-No me conoces de nada, no tendrías que preocuparte, a ti mi vida no te tiene que importar-entonces fui corriendo a mi casa.
-Sí me importa tu vida y me importas tú. Te he estado observando desde que vivo aquí y eres la persona más bella que he conocido en mi vida y, por lo que he visto, la persona más buena que me he podido encontrar. Ven conmigo, por favor.
De repente se me subió la adrenalina. Entré corriendo a casa, cogí la maleta y la llené de mis papeles importantes y de algo de ropa y fui corriendo a su casa.
Al día siguiente denuncié a quien iba a ser mi marido por malos tratos y por amenaza de muerte. Tras 9 meses de lucha, por fin lo encerraron en la cárcel durante 30 años, en los cuales me dio tiempo a cambiar mi identidad y a mudarme a otra ciudad y rehacer mi vida junto a Jorge, de quien acabé enamorándome, ya que su gran corazón logró conquistarme del todo. Por fin viví mi cuento de hadas.

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